Otra carrera más y otro paso adelante más. La verdad es que cada vez me está picando más el gusanillo, y tras cada carrera me siento satisfecho y con la idea de mejorar.
Por ahora las sensaciones están siendo siempre positivas, en todas las carreras ,voy rebajando mis promedios y no he pinchado en ninguna. Lo que me hace ver que estoy/estamos haciendo el trabajo bien y que hay margen. Obviamente esto también indica que no doy el 100% en la competición, ya que sólo siento el agobio en el sprint final. Pero sinceramente, en estos momentos, no me apetece nada andar ya resoplando en el tercer kilómetro.
Bueno, tras esta disertación filosófica vamos con la crónica de la carrera. Se presentó una mañana extraordinaria para correr. Soleado y con buena temperatura. Aunque en la salida, parados durante unos minutos, sentí algo de calor, pero nada excesivo.
Allí estábamos en la salida un exvecino y excolega de Grupo 10, Ángel, mi hermano y también exGrupo 10, David, y un servidor, también exGrupo 10. El miércoles previo habíamos rodado en Miraflores, como relojes suizos, a un ritmo de 4’30” durante 12 kilómetros. Así que nuestra idea era bajar esa marca pero siempre con paso constante y progresivo, nada de tirones.
Dicho y hecho, Ángel tomó el mando y aunque se lo preguntamos no quiso nunca relevo. A veces le flanqueaba mi hermano, otras yo, pero él iba marcando el ritmo con precisión.
Sinceramente, la carrera fue muy placentera y sólo sentí algo de agobio, no sé muy bien por qué, en esa avenida que iba paralela al Charco de la Pava, ya entrando otra vez en la zona de Triana volvieron las buenas sensaciones.
En esta parte de Ronda Triana, consciente o inconscientemente, subimos algo el ritmo y yo seguía con buenas sensaciones y faltando 3-4 kilómetros tenía ganas de tirar más, pero íbamos como una unidad y había que respetar el extraordinario trabajo de Ángel.
Pasamos el kilómetro 8 y el ritmo se acelera, le comento a Ángel, para animarle, - a todo esos hay que pasarlos-. Llevábamos delante un grupo de unos 15 atletas y los estábamos cazando. Así lo hicimos, salvo por 2 compañeros de los “Lentos de Torreblanca”, que aguantaron el tirón paralelos a nosotros e incluso se pusieron delante. Con un gesto le comenté a Ángel que nos pusiésemos detrás de ellos. Así hicimos. Pero a los pocos metros Ángel me hace señas para que les sobrepase.
Fue mi momento, ya habíamos pasado el K9, quedaba a lo sumo mil metros y cambié fuerte, sin mirar atrás. Al poco siento que nos animan, son gente de Grupo 10, especialmente animan a Ángel, entonces entiendo que no va a mi zaga. Escucho a mi hermano, más cerca, que también anima a Ángel. Ya estamos llegando al parque, giramos, embocamos meta y vuelvo a cambiar para pasar a otro atleta. Mi tiempo 41’40”, algo más para la organización.
Me encuentro satisfecho, me da igual que sean 9,9 kms o 10, estaba contento. Sabía que habíamos ido a un ritmo “alto” de forma progresiva y lo que es mejor, cómodos. Ya lo de los metros finales es algo distinto, de menor importancia. Aunque sí es cierto que faltando 3 o 4 kilómetros ya tenía ganas de subir el ritmo, tenía hambre, ¡quería sufrir! Joé, se parezco un atleta. ¿Esto será bueno o malo?
Por ahora las sensaciones están siendo siempre positivas, en todas las carreras ,voy rebajando mis promedios y no he pinchado en ninguna. Lo que me hace ver que estoy/estamos haciendo el trabajo bien y que hay margen. Obviamente esto también indica que no doy el 100% en la competición, ya que sólo siento el agobio en el sprint final. Pero sinceramente, en estos momentos, no me apetece nada andar ya resoplando en el tercer kilómetro.
Bueno, tras esta disertación filosófica vamos con la crónica de la carrera. Se presentó una mañana extraordinaria para correr. Soleado y con buena temperatura. Aunque en la salida, parados durante unos minutos, sentí algo de calor, pero nada excesivo.
Allí estábamos en la salida un exvecino y excolega de Grupo 10, Ángel, mi hermano y también exGrupo 10, David, y un servidor, también exGrupo 10. El miércoles previo habíamos rodado en Miraflores, como relojes suizos, a un ritmo de 4’30” durante 12 kilómetros. Así que nuestra idea era bajar esa marca pero siempre con paso constante y progresivo, nada de tirones.
Dicho y hecho, Ángel tomó el mando y aunque se lo preguntamos no quiso nunca relevo. A veces le flanqueaba mi hermano, otras yo, pero él iba marcando el ritmo con precisión.
Sinceramente, la carrera fue muy placentera y sólo sentí algo de agobio, no sé muy bien por qué, en esa avenida que iba paralela al Charco de la Pava, ya entrando otra vez en la zona de Triana volvieron las buenas sensaciones.
En esta parte de Ronda Triana, consciente o inconscientemente, subimos algo el ritmo y yo seguía con buenas sensaciones y faltando 3-4 kilómetros tenía ganas de tirar más, pero íbamos como una unidad y había que respetar el extraordinario trabajo de Ángel.
Pasamos el kilómetro 8 y el ritmo se acelera, le comento a Ángel, para animarle, - a todo esos hay que pasarlos-. Llevábamos delante un grupo de unos 15 atletas y los estábamos cazando. Así lo hicimos, salvo por 2 compañeros de los “Lentos de Torreblanca”, que aguantaron el tirón paralelos a nosotros e incluso se pusieron delante. Con un gesto le comenté a Ángel que nos pusiésemos detrás de ellos. Así hicimos. Pero a los pocos metros Ángel me hace señas para que les sobrepase.
Fue mi momento, ya habíamos pasado el K9, quedaba a lo sumo mil metros y cambié fuerte, sin mirar atrás. Al poco siento que nos animan, son gente de Grupo 10, especialmente animan a Ángel, entonces entiendo que no va a mi zaga. Escucho a mi hermano, más cerca, que también anima a Ángel. Ya estamos llegando al parque, giramos, embocamos meta y vuelvo a cambiar para pasar a otro atleta. Mi tiempo 41’40”, algo más para la organización.
Me encuentro satisfecho, me da igual que sean 9,9 kms o 10, estaba contento. Sabía que habíamos ido a un ritmo “alto” de forma progresiva y lo que es mejor, cómodos. Ya lo de los metros finales es algo distinto, de menor importancia. Aunque sí es cierto que faltando 3 o 4 kilómetros ya tenía ganas de subir el ritmo, tenía hambre, ¡quería sufrir! Joé, se parezco un atleta. ¿Esto será bueno o malo?
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