lunes, 18 de junio de 2012

"Casi Media Maratón" en Galaroza


Pipa, de rechupete, de lujo, son algunos de los calificativos suaves que podría usar para definir la jornada de ayer, aunque realmente querría decir “de puta madre”… Ea! ya me he quedado a gusto.
Las cosas poco planificadas, en ocasiones, que el que escribe es un cuadriculado, salen bien. Pero  si detrás hay gente con experiencia, un entorno precioso y una compañía genial, el éxito está garantizado.
En estas semanas donde me cuesta salir a entrenar y estirar hasta la Nocturna de Dos Hermanas me está suponiendo más esfuerzo, mental, del necesario, lo de ayer fue como una amapola en un gris solar. Sobresale y te hace sonreír… esto me está quedando muy moña. Vamos al lío que me emociono y puedo comenzar a recitar versos y todo.
Como digo con mi mente algo frita, con el cuerpo con sensaciones variables y la motivación en crisis, por Facebook José Luís Olivares me invita a un evento: KDD ChillOut Galaroza. Sinceramente, no pensaba en asistir. Pero me dio por hacer click en el link en el que se describía la historia, bicheé por  Internet dónde estaba Galoraza. La cosa comenzaba a tomar color: 20K para no iniciados en el mundo del trail en la Sierra de Huelva.
Esto no encajaba en mi trastocado e hipermodificado plan de 10.000 para Dos Hermanas, pero me importó poco. Toca disfrutar. Acepto la invitación al evento y me doy de alta en el foro del Team Turdetania, organizadores del evento.
Ahora nos trasladamos a la madrugada del domingo. Suena el despertador a las 05:30, desayuno e ida al punto de encuentro en Sevilla, Puente del Alamillo 06:30. Nos organizamos en dos coches y camino a Galoraza donde llegamos con tiempo para ponernos la ropa de guerra, sistemas de hidratación y presentarnos todos.
Lo primero a destacar, había 10º de diferencia en la temperatura, que bien sabían esos 11º graditos en Galaroza. Algunos calentaron, yo bostezaba y decidí activar biorritmos metiéndome en cola los primeros kilómetros.
Salimos un grupo de unas 12 personas, pequeño tramo de asfalto para buscar el inicio de la ruta. Lo primero nos encontramos una calzada de piedra en un estado bastante irregular donde correr era incómodo, pero íbamos poco más que trotando, eso sí ya con las primeras cuestas que anticipaban lo que estaba por llegar.
Pronto se dejó ver cuál iba a ser la mecánica de la KDD. Cada uno podía ir más o menos al ritmo que quisiese, pero cada "x" kilómetros o en algún cruce de caminos donde hubiese duda pues se esperaba al resto. Así que cada uno iba más o menos a su nivel. Al inicio, como yo comenté, iba relajado en cola: que la cola caminaba, yo caminaba, que la cola corría, yo corría. Pero esto duró poco, una vez las piernas se hubieron despertado pidieron más. Así que poco a poco iba yendo más delante, cerca de la cabeza. Incluso en algunos parones me fui a buscar a la cola al trote, así que hice metros de más.

Tras un reagrupamiento.

El hecho de que cada poco se parase, lo de ir para atrás lo dejé de hacer al tiempo, hacía que pudieses ir con los de la cabeza (que ni mucho menos irían al 100%) porque después tenía la posibilidad de recuperar en los descansos.
Pasamos por todo tipo de lugares, con vegetación frondosa, impresionante, bosques en galería que en alguna ocasión te hacían correr agachado u otros en los que se podía correr rápido e iba con la cabeza, a su paso. En mi fuero interno quería correr más, pero claro eran 20K y no tenía ni idea del perfil ni de la ruta, así que allí, tras ellos, iba disfrutando como un enano. Cuando digo correr más, a ver cómo lo explico, es que, el entorno, el olor, la luz que aparecía y desaparecía entre los árboles, el ir rozando la vegetación que incluso te arañaba las piernas… me pedían correr más y más.
Después llegó la duro, no solo por el perfil, sino por el piso, que visité en una ocasión por ser “atleta urbano”. Me explico, transitaba una senda estrecha, sólo cabía uno, iba en tierra de nadie, a lo lejos se veía alguien y por detrás no escuchaba nada. De golpe “pí-pí”, el Garmin marca un kilómetro, gesto instintivo, mirar el reloj. No veo nada, vamos por un tramo de sombra, pero trato de ver el parcial, ¿Para qué? No lo sé. Cuando vuelvo a mirar a donde debo, a la senda, no sé dónde poner el pie, hay una serie de piedras. Apoyo en una y que sea lo que Dios quiera. Resultado: caída hacia delante, salvando las piedras, escucho un clic. Me levanto como un resorte y sigo corriendo. Me miro la rodilla izquierda que es la que se ha llevado la peor parte y me empiezo a limpiar sin dejar de correr…¡pero mira pa’lante gilón! Parece que todo está bien, veremos cuando pare y se enfríe. Ahora noto que algo se mueve en mi mano, son las gafas de sol. Las llevaba en la mano, ya que con ellas en ese tramo tan sombrío se veía poco con ellas. Son las principales damnificadas. En la caída había perdido una lente y se habían roto por la mitad… Arrivederci Roma!

Adentrándonos en bosque en galería.

Afortunadamente la ligera molestia, propia del golpe, de la rodilla terminó por desaparecer y sólo quedan rastro del leve roce con el suelo, como cuando te caías en el cole. Tras la caída aprieto más si cabe, el hecho de llevar la vegetación tan cerca, por una senda tan estrecha te transmite una sensación de velocidad brutal, nada que ver con el asfalto, aunque probablemente no iría rápido. Bueno, ahora el concepto rápido toma un cariz tan relativo…
Desde este punto hasta al final ya no me separé de Carlos, el que iba en cabeza, siempre iba cerca de él y en algún tramo de buen piso incluso fuimos codo con codo cuando nos extraviamos e íbamos en plan cacería. Sí, porque nos perdimos 3 o 4 veces. Él había hecho una ruta en la zona unas semanas antes, pero no exactamente la misma. Así que más de una vez nos perdimos y tuvimos que volver sobre nuestros pasos en busca de los compañeros que iban con otros integrantes del club que sí iban por el camino correcto.
Barra libre de H2O.
Yo no soy un buen “subidor”, no me gustan las cuestas, he de decirlo, así que seguir el ritmo me costaba mucho cuando el perfil se ponía para arriba, y más cuando nos acercábamos a los 20K…  y yo desde enero sólo he preparado pruebas de 10.000. Sin embargo sí me gusta tirar en las bajadas, claro que hablo en asfalto. Si el terreno era más o menos bueno, poco técnico, seguía a Carlos bien. Me fijaba que él zigzagueaba un poco y clavaba los talones además de llevar los brazos abiertos  yo sin embargo llevaba una zancada “normal”. Me explicó que esa era una, de las múltiples, técnicas de bajada. Le imité y la verdad es que me sentí super incomodo. Pero “el tema” vino en las zonas técnicas de bajada, con mucha piedra, troncos, hojas que pese a estar secas resbalaban por la humedad y además ocultaban las piedras... Aquí tuve varios sustos, quería bajar a su ritmo, y lo conseguí en más de una ocasión, pero claro, yo iba sin control ninguno, no sabía dónde iba a aterrizar y tuve que ponerme freno porque veía que me la pegaba y contra las rocas y me podía hacer daño, daño en serio.
Ya al final, en la última confusión de ruta lo pasé mal. Pasamos un par de cuestas duras, cruzamos el pueblo, llegando a la iglesia, que sabéis dónde suelen estar…en lo más alto. Mis cuádriceps estaban vacíos. Sin embargo cuando había llano o bajada las piernas seguían empujando.
Estoy muy contento tanto física como mentalmente. Aunque hoy me duele todo, tobillos, rodillas, tengo arañazos en hombros, brazos, piernas…y sé que esto va a tener sus consecuencias en los entrenos de esta semana… pero si me dicen que el domingo repetimos, diría sí. Igualmente tengo claro que esto ha sido muy light, no por el perfil o el piso, sino porque hubo muchas paradas que te permitían recuperar, hidratarte e incluso comer. De haber sido los 21K seguidos la cosa hubiese cambiado mucho.
En la Peña Arias Montano. Comer, beber y Alájar a vista de pájaro.

Otra experiencia trail, o podría decir que la primera realmente trail o casi de montaña, que añadir a la colección.
Os dejo la ruta del Garmin, que tendrá muchos fallos ya que en los descansos paraba el reloj, y al retomar lo arrancaba, pero en ocasiones no me daba cuenta y lo paraba o reiniciaba tarde.


A seguir bien…

sábado, 9 de junio de 2012

VII Carrera Solidaria de Carmona




Es difícil comenzar hablar de esta carrera sin mirar de reojo a la del año pasado, que fue un sueño, una sorpresa. Y eso lo hice yo también antes de marchar para Carmona, en lo días previos, miré mi carrera del 2011 y ya vi que repetirlo iba a estar complicado.

Desde hace unas fechas se hace complicado entrenar a gusto, con tranquilidad (trabajo nuevo, el peque) hay que unir la llegada del calor (el año pasado también estuvo presente) y además un catarro que me tuvo con Paracetamol hasta el miércoles y que aún arrastro aunque ya mi levemente.

Con todo esto en la cabeza y sabiendo que en el empedrado viario de Carmona es conveniente guardar algo de ropa para “la cuesta del Parador Nacional” que se corona en el K4, y se puede correr mucho en el tercio final, pues salí cauto.

Como ya dije había revisado mi carrera del año pasado en la que pasé el primer mil a
Paso de la 1ª vuelta
3’35”, muy rápido, este año pasé a 3’41”…Da igual- me dije. En un par de ocasiones me encontré taponado en las estrechas calles y exiguas aceras. En la confusión inicial propia de los primeros kilómetros miro a mi alrededor  y llevo a “Pastor” junto a mí. Es un superveterano bien conocido en Sevilla, que pese a ser del municipio de La Campana pertenece al club Gaia de Carmona, así que iba recogiendo vítores y aplausos zancada tras zancada. Él es una buena referencia, ya que en las carreras siempre andamos uno cerca del otro. Así que fui con él en la primera vuelta, unos 2.400m, y al inicio de la vuelta grande.

Pero al cruzar la Puerta de Sevilla, inicio de lo duro, veo que comienza a ceder. Yo aquí me puse en modo diesel total y empecé a subir de manera constante, incluso pasé a algún atleta que iba ya con la cabeza gacha. Corono y este año si me puedo deleitar con el espectacular paisaje que nace a tus pies…impresionante.

Ahora se inicia el vertiginoso descenso. Este año llevo las Adidas Adizero Tempo y no se notan ágiles en el empedrado, incluso trasmiten cierta inseguridad. Comienzo a bajar y me tomo la primera fase a modo de recuperación de la cuesta. Llevo dos atletas delante, muy cerca. Voy a su par, a su ritmo, recuperando.

Al ir tras ellos me da tiempo a fijarme bien ellos. Son más jóvenes que yo y con poderosos cuadriceps, me da que serán rápidos en un final apretado. El descenso se vuelve más suave incluso se llanea un poco. Solo queda un repecho, y como no quiero llegar con ellos, a falta de unos 1.500m lanzo un ataque, a ver qué sale. Las piernas responde muy bien y les dejo atrás. Tal es mi sorpresa que sigo con el empuje y me digo: hasta meta. Paso a otro atleta que me mira con cara desencajada y pongo el punto de mira en el siguiente, uno del club Orippo que andaba bastante lejos.

El terreno vuelve a ser ligeramente favorable, aunque hay algo de viento en contra, tiro y tiro. El chico del club Orippo mira atrás, y a los 100m vuelve a mirar, y otra vez más. Es mío. Sigo empujando. Giro de 180º que tomo abierto para no perder mucha velocidad, le trinco fijo. Tanto es así que, sin haberlo rebasado aún, miro al siguiente atleta, de Los Lentos de Torreblanca. Anda muy lejos pero me fijo en él. Paso al del Orippo que no responde, incluso me anima, y recorto metros al siguiente. Sé que es imposible cogerle pero sigo a ritmo vivo…

Dedicando la carrera a Samuel
Ahora toca ponerse el chupe. Samuel está hoy aquí, y hay que dedicarle la carrera al peque. Cruzo la meta con un promedio, según mi Garmin, de 3’48”/Km, el año pasado fue de 3’45”/Km, y con la sensación de haber sido demasiado cauto al inicio dado el extraordinario final que tuve en esta edición. En cualquier caso contento, creo que hubiese firmado ese resultado antes de comenzar la prueba.

Como anécdota decir que aunque el tiempo fue peor terminé el 47º de la general, mejor que el 2011, pero exactamente en la misma posición de senior masculino, la 37ª.

Si al inicio de esta semana dudaba entre si tras Carmona cortar la temporada o no (tengo dorsal para Dos Hermanas), ahora estoy seguro de que alargaré hasta la nocturna nazarena. Señal de que algo positivo saqué ayer de Carmona. Por cierto, un saludillo a Ángel "Illo" López... estás fuerte!!

Creí que le iba a hacer ilusión el plato conmemorativo pero admiraba más mi chupete