Hoy sí, hoy hablaré de la primera carrera, la del Distrito Macarena. Como ya conté me la quería tomar con tranquilidad, de una manera relajada, sin embargo los nervios afloraron por la noche, no dejándome descansar.
Me levanté un par de horas antes de la salida, para tomar algo de desayuno, poca cosa. Ya tenía la mochila preparada desde la noche antes y marché para la carrera caminando. Al salir me di cuenta que chispeaba, así que volví a coger el paraguas.
Llegando a la casa de mis padres, viven junto al parque Miraflores, la lluvia aumentó y, sinceramente, mis ganas de correr desaparecieron. No le veía sentido a correr así, ya digo, ahora estoy mucho más pragmático, quizás exento de pasión. Mi hermano sin embargo ya estaba dispuesto a todo, con un chubasquero y una gorra bien encastrada. Llegamos a un trato, si a las 9:20 no llovía mucho iría a correr, sino se iba solo.
Finalmente escampó, y fuimos trotando a la salida, apenas a 500 metros de casa. Eso fue todo nuestro calentamiento. Nos colocamos a la cola, entre el barro. Mi primera sorpresa fue la cantidad de gente que allí había. No recordaba una popular con tantísima gente, realmente sorprendente.
Estuvimos allí demasiado tiempo, la salida se retrasaba y yo ya tenía medio botín hundido en el barro. Al fin sonó el pistoletazo de salida, pero bueno, eso fue para la primera fila. Yo comencé a pegar pasitos cual Chiquito de la Calzada, y pasé la línea de salida 30 segundos después del tiro, y aún así todavía no corría…y lo que me quedaba.
Al salir del parque me lancé por la acera, junto a mi hermano, era la única manera de correr. Aquí nos percatamos de la gran cantidad de gente que había, ¿pero toda esa gente estaba delante nuestra en la salida o se iban añadiendo por la avenida? Creo que la segunda opción es la correcta. Dudo que casi 2.000 atletas pasasen por la línea de salida.
Pero bueno, que más da. El caso es que por lo menos hasta el kilómetro 2,5 o 3 no alcanzamos el ritmo. Mis sensaciones fueron buenas siempre. Mi hermano llevaba la voz cantante, está más fuerte que yo, lleva mucho más tiempo entrenando.
A la altura de lo que era el Bazar España cazamos a otro colega de entreno, pero él salió más adelante, o sea que hasta casi media carrera no le cogimos, verdaderamente perdimos mucho tiempo al principio. Los tres juntos llegamos al parque, nuestro colega pasó una pequeña crisis y aunque al principio lo arropamos y aguantó, finalmente cedió un poco.
Fue entonces cuando mi hermano quiso tirar…¿Le podría haber seguido? Probablemente sí, pero no quería sufrir en exceso y me dediqué a mantener el ritmo y no acepté su invitación. Fue en esta fase final cuando pude verificar el ritmo real al que iba, ya que los puntos kilométricos de la carrera estaban muy mal situados. Usando las marcas kilométricas que el Parque de Miraflores tiene verifiqué que iba a 4’31”, lo que no estaba nada mal.
En el último kilómetro me pasaron bastantes corredores, sin embargo yo continué con mi ritmo hasta meta. Finalmente mi cronómetro marcaba 46’00”, en la clasificación aparecía bastante más.
En conclusión estoy muy satisfecho con el desempeño, la marca, las sensaciones, sin embargo esperaba sentir algo especial durante la carrera, alguna sensación de alegría, ilusión por el hecho de competir, pero no hubo nada de eso.
Es algo que me preocupa relativamente. Cuando dejé esto fue por falta de ilusión, quizás aún es pronto y poco a poco vaya surgiendo. Realmente quería competir, pero creí que me reportaría una mayor satisfacción.
Bueno, ahora no tengo nada claro que vaya a disputar la siguiente popular debido a mi problema con la fascia lata, que aunque va mejorando, tengo claro que no voy a forzar a estas alturas de la película.
Continuará
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