martes, 9 de marzo de 2010

El efecto Marty McFly

Bueno, he vuelto a competir. Desde 2006 que no me ponía un dorsal, desde la maratón que puso fin a mi carrera “de elite” (nótese el tono irónico). Más adelante, quizás otro día, vuelva a ese punto, que se merece un capítulo. Hoy sólo quiero hablar y saborear mi “nueva primera carrera”.



Realmente no sentí una gran emoción al volver a competir, lo que me preocupa. Puede que fuese precipitado, ya que le tenía bastante respeto al hecho de volver a correr exigiéndome algo más que en cualquier entreno. Hace escasos meses, 4 para ser exactos, simplemente buscaba bajar algo de peso. Llevaba un tiempo descuidándome y sabía muy bien como volver al redil. Desde el 2006 lo había intentado en diversas ocasiones, pero la desmotivación había sido el factor clave para abandonar en pocas semanas, o incluso días.



Pero en Noviembre me puse serio. Me enfundé las zapatillas, que mi hermano “me consiguió”, con la clara de intención de volver a estar en forma. Fue entonces cuando, de sopetón, sufrí el "Efecto Marty McFly", volví al pasado, pero no bordo de un De Lorean, sino de unas Saucony. Bastante control en las comidas, incrementando la ingesta de frutas y cortando mi idílica relación con los productos cárnicos del cerdo, aunque siempre con alguna cana al aire. Y lo más importante, la constancia en el hecho de salir a correr.



Al principio no me planteaba objetivos, aunque eso iba a cambiar pronto. Saldría a correr cuando pudiese, pero sin la obligación de hacerlo hoy, podría ser mañana, daba igual la hora. Puede parecer algo anárquico, pero funcionó. Me marqué objetivos generales y accesibles, nada excesivamente concreto. Comencé saliendo 2 o 3 días por semana, en ocasiones acompañado por Greta, una galga que mi pareja y yo recogimos de la carretera. Pronto mi hermano me enganchó para unirme a él en algún entreno. ¡Cómo se nota la mejora de rendimiento al entrenar acompañado!



Ya buscaba quedar con mi hermano con mayor frecuencia, a la par que corría en solitario. Ya estaba entrenando 4 días a la semana e incluso antes de la Carrera Popular Macarena hice 5 días de entreno en alguna ocasión. Básicamente lo que hacía era rodar y rodar, ganar fondo. Recordemos que mi objetivo era estar en forma, vamos, perder kilates. Ahora hacer de 8 a 10 kilómetros es lo habitual.



Muy bien, ya estaba comenzando a entrarme el gusanillo, y claro, el hecho de competir no tardó en pasar por mi mente. Era algo que a priori quería evitar, quizás por las fatigas pasadas en mi último año corriendo, sin embargo el hecho de oír hablar de “las populares” puso mi vista en la web del IDI.



Mis pretensiones al iniciar mi nueva aventura en el atletismo eran muy “suaves”, sin presión. Con correr a final de año, del año 2010, por debajo de 5’ estaría satisfecho. Pero la cosa se aceleró y de qué manera. Ya en enero estaba haciendo fartleks, cual Bekele, por debajo a 4’, y rodando con facilidad a 4’45”.



La verdad es que la pertinaz lluvia que nos viene acompañando desde hace una fechas frenó algo la gran evolución de venía viviendo, pero aún así la ilusión se empezaba a desmadrar. Tuve que poner “freno mental”: voy a disfrutar de la carrera, no quiero terminar roto a un kilómetro de meta, ni echar el hígado en el último sprint. Sí, son gajes de la competición, pero yo no quiero eso ahora. Pese a todo ello, el sábado por la noche no dormir del todo bien. ¡¡Estaba nervioso!!, miré el reloj varias veces, me levanté temprano para desayunar bien y hacer la digestión, ¡joé estoy amaestrao!

Continuará...


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