El sábado, a media mañana, nos ponemos en ruta hacia Tavira (Portugal). Vamos Vero (mi novia), Greta (la galga) y un servidor. Nos pegamos un buen homenaje gastronómico en tierras lusas y a la tarde llegamos al apartamento para soltar bártulos y pegarnos un paseo por la playa, donde aprovechamos para hacer unas cuantas progresiones junto a la sprinter profesional, Greta.
Anochece, volvemos al apartamento, hacemos unas compras para preparar la cena e iniciamos la concentración propiamente dicha. Me desvelo sobre las 5 de la mañana, con calor, tenemos puesta la calefacción, la quito y consigo conciliar el sueño hasta las 8 de la mañana.
Desayuno tostada con mantequilla, las prefiero con aceite de oliva pero..., medio plátano y un yogur. Me pongo el traje de luces, que ya tenía listo desde la noche anterior, nos abrigamos y dejamos el “hotelito”, el del biplaza plateado, y ponemos rumbo a Ayamonte.
Llegamos pronto, afortunadamente, porque la eficacia de la entrega de dorsales era pésima: gente que no aparecía en los listados, atletas que se inscribían in situ, cuando se supone que el día 14 se cerró el periodo de inscripción, además de varios caraduras que se cuelan con todo el morro. No me quería enfadar y paso de ellos, pero manda webs.
Caliento poco, como me gusta, y me voy para la zona de salida. Rápidamente te das cuenta que aquello no es Córdoba. Es muy fácil coger una buena plaza de salida.
COMIENZA LA PRUEBA
Con algo de retraso se da la salida, de hecho la pistola para dar el tiro tuvo que ser sustituida, carcajadas y pitorreo del personal. Primero se realizan unos 300m en las pistas hasta salir a la calle. Aunque con algunos bandazos iniciales es sencillo coger el ritmo y ya el primer kilómetro lo paso a 4’16”, ideal.
Primeras avenidas y ya se vislumbras grupos interesantes, de hecho me pasa uno con varios integrantes del Club Atletismo Ayamonte, puede ser una buena opción. K2, otra vez 4’16”, genial – me digo- así hasta el 15K y después tiro. Llevaba poco más de 8 minutos corriendo y ya haciendo castillos de naipes. El grupo va ganando metros, pero como voy con buen ritmo decido ignorarlos. Voy acompañado en estos primeros metros por un atleta portugués del Club Amigos do Parque Da Paz, de Almada (Portugal) llamado Pedro Gabriel (datos sacados de la clasificación en ideain.com). Reseñar este atleta tiene sus razones, que ya veréis.
La calculadora sigue funcionando y viendo que me quedo con el atleta portugués y el nutrido grupo ahí delante decido ir a por el tras el repecho del K3. Al llegar a la cuesta, nada excepcional, veo que el grupo se estira con el desnivel y casi sin querer los veo más cerca, lo que me motiva, K3 4’12”, inmediatamente lo que se sube se baja y consigo pegar un pequeño cambio para alcanzar al grupo, al que llego con facilidad, y me acoplo K4 4’04”.
Con este grupo, de unos 10 atletas incluido Pedro Gabriel, estuve varios kilómetros, los que discurrían por el casco antiguo del pueblo, donde hay unos 2 kilómetros de adoquinado. Aquí el grupo se fracciona, unos por la acera, otros por la calzada y todo se descontrola un poco. K5 4’15”, K6 4’21”, K7 4’14”, unas veces tiraban unos, otras otros. El luso aprovecha la circunstancia para marchar en solitario con ritmo firme.
De golpe en un giro nos quedamos en cabeza un par de atletas que iban juntos y un servidor, el resto un par de metros atrás. Sigo con ellos, me entero que uno está ayudando al otro para bajar de 1h30m, me pueden servir. Obviamente, sin hablar, me dejan pasar para que releve, y lo hago sin problemas K8 4’18”. Primer enigma, vamos un poco más rápido que por el adoquinado, ya organizados, ¿y vamos más lentos? El grupo de atrás sigue a la misma distancia, no más de 5 metros. Empiezo a ver que es ridículo ir ahí, pudiendo ir con el resto más arropados. K9 4’18” y yendo hacia el K10 somos absorbidos, ritmo 4’17”.
Empiezo a no entender nada, llega un punto de avituallamiento tras el K10 en un pequeño puente y me pilla en el centro del grupo. Aquello es un desbarajuste, unos casi paran, frenan, se cruzan… me separo lateralmente del grupo y voy a por la última botella. Respiro profundamente y aprovechando la pequeña bajada del puente, decido pegar un cambio. Echo un vistazo y me siguen a unos metros los dos mismos atletas de antes y detrás el grupo de marras. K11 4’13”, esto marcha – me digo- me alcanzan los dos primeros atletas, el más débil va con el gancho.
K12 4’20”, nuevo mosqueo, ¡no puede ser! El colega lleva la respiración descontrolada, petaba fijo. El otro le anima, y ello me anima a mí que subo un punto más, K13 4’14”, ya en solitario y sin nadie detrás. Ahora me centro en cazar y veo un grupo lejos, de 4 atletas, y pongo el punto de mira en ellos, K14 4’08”, ahora sí – me automotivo -. Las sensaciones son buenas, y se confirman K15 4’07” junto a la playa.
Ya voy pasando gente con mayor frecuencia y por detrás nadie. Ahora “sólo” queda volver al estadio y decido echar lo que quede K16 4’01”, buff Manué. Se empiezan a encender indicadores de alarma, pero los ignoro, quedan 4 kilómetros. Me voy cruzando conocidos, y se intercambian los ánimos. Paso a una atleta, miro al frente y veo la camiseta amarilla de Pedro Gabriel. Había más gente en medio, pero ya estaba marcado el objetivo. K17 4’01”, K18 4’02”, K19 4’05”, en
este punto llevaba 1h19m51”, y tengo la total certeza de que el objetivo está cumplido.
K20 4’05” Llego a la altura del atleta luso, me ve, sonríe y me anima. Le paso, y veo que se pega, bueno le veo por su sombra, que se proyecta a mi lado. Paso a un par de atletas más y ya las posiciones no se cambiarán, ya que hubo un par de escarceos: los que pasé en las pistas me volvieron a pasar y viceversa. K21 4'02" y los teóricos 97m finales en 20". Crono de 1h28m22s, cuatro segundos menos en mi reloj. Cruzo la meta con el puño cerrado y con una sonrisa enorme y una gran satisfacción.
El primero que me felicita es Pedro Gabriel, con él comparto unas palabras en portugués (hablo el idioma). Él es el primero que me confirma un hecho que ya sospechaba, la carrera tenía algunos metros más. Tras sondear varios GPS, yo no tengo, la media se situaba entre 21.250 m y 21.310 m, y la verdad es que hubo varios kilómetros sospechosos de ser más largos.
Ahora, con escasas horas pasadas tras el fin de la carrera, sigo estando muy contento, pero me pregunto si podría haber tirado antes, pero habría perdido fuelle para el final, ¿o no? En fin, dilemas de atletas, pero lo más importante, ¿y ahora qué? A buscar nuevos objetivos para el resto de la temporada.