Para romper la tónica habitual, hoy hay que hablar de una
mala carrera. En una temporada genial ya tocaba una. Y había algunos
ingredientes para que aconteciese. Vamos a meternos en harina, que no sólo se
pueden contar cosas buenas, y de las malas se aprende más.
La prueba en sí, la 2ª carrera del Circuito de Carreras
Populares de Ayto de Sevilla, la del Parque de Los Príncipes, otrora Triana-Los
Remedios, me la tomo como la última oportunidad “real” para hacer algo
importante en la temporada. Con mejores marcas en media maratón, maratón y
también en diez mil en la última popular del año anterior, en octubre.
Respaldado por unos buenos entrenamientos, me pongo como
meta hacer 36 minutos cortos, y por qué no algo menos. ¿Optimista, ambicioso?
Puede ser, pero no mucho. Por lo general soy una persona realista y un pelo
conservador en las carreras, pero quise hacerlo distinto esta vez y quizás ahí
estuvo unos de las causas de que no saliesen las cosas.
Vamos a la carrera. En los prolegómenos encuentro a Marco A.
Macarro. Habíamos medio quedado en salir juntos, el tiene más calidad que yo, y
a poco que siga trabajando le veo bajando de 36’ en breve, sin embargo ahora
mismo estamos a un nivel muy similar. Se encomienda a mí para no pasarnos en la
salida y trabajar un ritmo entre 3’35” y 3’40”. Nos colocamos bien, nos viene
de maravilla el tener acceso al cajón prioritario.
Se da la salida y no hay embudos, vamos fluidos. Yo tomo la
iniciativa, tirando de Garmin, para buscar el ritmo desde el primer momento. Lo
consigo y cojo el paso rápido. Aproximadamente en el K2 llegamos a un buen
grupo. Más o menos organizado y nos acomodamos. El ritmo es bueno, y pienso que
puede ser una buena alternativa.
Sin embargo, y aquí viene el punto clave de la carrera para
mí, cuando llevamos poco más de 1K con ellos, veo que me como a los primeros y
tengo que acortar la zancada para no molestar al de adelante en varias
ocasiones. El reloj me lo confirmaría, se estaba bajando el ritmo. En otras
ocasiones hubiese esperando, y más viniendo una recta en la que generalmente
suele dar el viento. Pero como decía más arriba, hoy iba con un papel que no
era el mío. Decido tirar del grupo para que el ritmo no decaiga, no tenía
intención de dejarlos atrás, simplemente mantener los guarismos. Pese a ello,
me marcho siguiendo a otro atleta, que quizás vio que aquello se había parado.
Marcos, se quedó en el grupo, acertó.
Comienzo a salir del grupo
|
Llegamos a la recta, mantengo el ritmo casi perfectamente,
pero el cuerpo me va dando ya señales de agotamiento, demasiado pronto, con el
K5 al fondo. Recuerdo que tras girar a la izquierda, volviendo a la Ronda Triana, hay un ligero
descenso. Me escudo en él para seguir ilusionado, pero el paso por esa zona no
supone ningún alivio.
Paso el K6, el reloj dice sí, pero la cabeza dice no y me
rindo. Cuatro kilómetros se me antojan demasiados para seguir al ritmo,
imposible, reventaría antes. Bajo el pistón, sin abandonarme, y me empiezan a
pasar atletas paulatinamente. No tardaría en llegar el grupo en el que viajé.
Marcos me anima a unirme, también va David Bueno. Me acoplo y parece que
recobro cierta ilusión. El parón me ha dado cierto fuelle, pero fueron fuegos
de artificio. La cabeza decía no, y era no. Voy perdiendo posiciones en el
grupo hasta que terminan por irse.
Con el disco duro apagado |
Una sensación muy extraña, las piernas me siguen dando un
ritmo decente, por debajo de 4’,
pero la cabeza va fundida, frustrada. Me sigue pasando gente y no hago ningún
tipo de esfuerzo por seguirles. Sólo a falta de un kilómetro, y tras un giro
brusco, es cuando me digo “vamos, ostia”, y retomo cierto brío en la zancada,
incluso termino adelantando a gente en los últimos metros. Tiempo real: 37’10”,
78 de la general, 33 por categoría. El primer 5.000 en 18’07” y el segundo en
19’03”.
Ahora llega el tiempo de hacer autocrítica y aprender, amén
de replantearse cosas, dado que llega el calor y la temporada comienza a pesar.
Como ya ha quedado patente en el relato, creo que pudo ser un error no
continuar con el grupo, si no hasta el final, sí unos kilómetros más. Pero, por
otro lado, tampoco hice una gran locura. Mi ritmo era el entrenado, no salí por
encima de mis posibilidades. Este sería otro tema en el que debo ahondar.
Encarando meta. A pensar en la siguiente. |
Lo que sí me ha dado esta carrera es la motivación, en forma
de rabia o espinita, para seguir empujando hasta la siguiente, el 1 de Junio.
Aún con las piernas doloridas es complicado saber qué voy a hacer. Pero a casi
un mes vista, mi intención es pelear la carrera, y batir marca, es decir 36’49”
estaría bien. Me debo olvidar de cotas mayores, que habrá mejores momentos. Sé
que será complicado, la temperatura y la altura de la temporada en la que
estaremos serán un factor muy relevante. Pero trataremos de flexibilizar la
preparación, dando más descanso y haciendo entrenamientos que motiven. Y es que
desde que empecé con la maratón, allá por finales de Noviembre, estoy
entrenando seis días a la semana, y voy a aflojar antes de que se rompa la
cosa, ya sea por el lado físico o por el mental. De todas formas, si alguien me
dice el año pasado todo lo que he alcanzado esta temporada, pues no me lo creo.
Seguiremos contando.