Sin embargo llevaba tiempo buscando una prueba de está índole (quizás más corta) para salir del asfalto y disfrutar del atletismo en plena naturaleza. En la red Strands se abrió el evento de la I Media Maratón Valdigüelo y el hecho de conocer a usuarios, más que la propia carrera en sí, me hizo alistarme. La prueba transcurrió por carriles de tierra con condiciones cambiantes, en ocasiones con mucha piedra suelta, en otras con muchísimas irregularidades que te hacían ir serpenteando. Pero sin duda lo peor, con muchísima diferencia, fue el desnivel, sólo os anticipo que en el K4 pensé en parar y volverme sobre mis pasos. Vamos a empezar:
El domingo suena el despertador a las 05:15AM, a las 06:00AM había quedado con los Strandisitos: Nacho, David, Victor y Manu. Personalmente sólo conocía al último. La verdad es que es lo mejor que me llevo de la jornada: lo bien que nos lo pasamos en el pre y en pos carrera, vaya risas y además aprendiendo mucho de la experiencia y conocimiento de los mismos.
Llegamos a Santa Marta de los Barros temprano, nos fuimos al punto de salida y recogimos el dorsal, calentamos durante 2K aproximadamente, estiramientos y listos.
Recuerdo que mi pretensión era disfrutar de la experiencia, del paisaje, de la jornada. El viernes me había metido calidad, no alteré mi plan de entreno lo más mínimo, eso sí, el sábado descansé. Inicialmente iba a ir con la grupeta antes mencionada, pero a los 500m vi que ya íbamos por debajo de 4'00”, así que ahí se acabó mi aventura colectiva, bajo notablemente el pistón. A partir de este momento ya fui en solitario, no quería sufrir, no era mi idea. Prefería tardar 15 minutos más que sufrir y penalizar la semana de entrenos, que pese a todo creo que no va a ser fácil de afrontar.
No tardó en comenzar una zona de leves toboganes donde aún veía a mis compis e incluso les mantuve la distancia, pensando, optimista de mí, que quizás los cogería más adelante. Sobre el K3 comienza la primera subida con mayúsculas, empiezo a sentir que los cuadriceps se quejan, miro el garmin y veo que el ritmo medio del kilómetro va por encima de 6'30”, siento las pulsaciones altas y entonces el cerebro comienza a rular y preguntarse cosas: ¿Te está costando y llevas poco más de 3K? ¿Sabes que te quedan 18K? ¿A qué has venido aquí? ¿Irías más rápido caminando? ¿Por qué no te vuelves?
Doscientos metros después de toda esta retahíla de cuestiones ya estaba caminando, como muchos otros, y grabándome a fuego en la cabeza: disfrutar, no sufrir. Pero lo de no pasarlo mal iba a ser complicado, con el desnivel y con el calor que iba a ir llegando.
El resto de la cuesta me lo llevé subiendo a ratos corriendo a ratos caminando, si se puede llamar a eso correr. Corono y ahora el terreno te invita a correr, a correr mucho. Hubo fases de este primer descenso en el que fui por debajo de 3'30”, pero igualmente decidí no ir al 100% e ir recuperando y pensando en lo que quedaba.
En cuanto llegué al llano, bueno más o menos llano, me di cuenta que las piernas, pese a todo a mi “ahorro” dolían y estaban tocadas. Por tanto cambié la filosofía, incluso imité a muchos atletas que en los puestos de avituallamientos, había muchos y bien surtidos, se paraban y se llevaban allí un rato. Yo no paré el Garmin en ningún momento, así que en el tiempo total están incluidas las buenas charletas con atletas y voluntarios e incluso con algún vecino, que nos llegó a ofrecer su tractor para la vuelta. También paré a sacarme una piedra que se había colado de polizón en la zapatilla.
En la zona intermedia nos cruzamos con buena fauna, pedazos de cerdos xxl y pata negra, y ¡cómo olían! pufff. Y también estaba el burro con complejo de perro guardián, que seguía a los atletas junto a su verja con las orejas bien arriba, sólo le faltaba ladrar.
En el K10 el voluntario me comenta, venga con tranquilidad que queda lo más duro. ¿Más duro? Sí, la vuelta es un poco más dura. No me hizo falta más para tomarme el segundo gran ascenso con mucho más sosiego, si cabe. En cuanto la carrera se volvió a poner bien cuestarriba no dudé en caminar cuando lo consideré oportuno. Me hizo gracia que pasé corriendo a un atleta que iba caminando y justo cuando decidí comenzar a andar él arrancó a correr, y me dijo: no, ahora no pares que me iba a enganchar. Compartimos un rato a pié hasta que nos pasó otro atleta y él se reenganchó. La parte final de la última ascensión la hice corriendo y los volví a pasar.
Ya sólo quedarían 4 o 5 kilómetros y eran favorables así que nada más coronar decidí apretar. Sin embargo aunque iba bajando, a la vez iba frenando y comencé a notar como se cargaba la zona lumbar izquierda y la molestia iba a más, así que bajé el pistón. La molestia no terminó de desaparecer, probé a volver a lanzarme, pero la molestia se incrementaba si subía el ritmo. Así que iba con el freno de mano echado y “racheando” en las curvas.
Una vez terminó el gran descenso restaban poco más de 2.500m, que aún eran favorables, volví a probar y ya, con menos desnivel, la molestia desapareció. Quizás debí sólo mantener el ritmo, pero como me vi con buenas piernas tiré, no mucho, pero tiré viendo que cazaba a atletas.
A lo lejos veo que viene uno en sentido contrario, se ha quedado con ganas – pensé-. Era David que venía a por mí. Llegó, me preguntó si iba bien, le dije que sí, y se puso junto a mí, incluso bromeamos un poco. Pero faltarían poco más de 500m cuando alguien me desenchufó, literalmente, las piernas se pararon, y ya viendo la meta, ¡no me lo creía! Hice dos amagos de pararme, no de caminar, sino de pararme, pero David no me dejó, gracias, no sé muy bien qué fue lo que me pasó, pero me quedé seco en cuestión de segundos. Crucé como pude la meta y ahí sí que me paré. El propio David y Nacho me trajeron agua y una buena tajada de sandía, decían que tenía muy mala cara. Allí sentado, rehidratándome fue cuando me percaté del calor que hacía.
Como veis, aunque me lo tomé relajadamente, con filosofía, queriendo no sufrir, lo terminé pasando mal. Creo que fueron pocos los que terminaron frescos.
Pero lo mejor estaba por venir, el pos carrera. Tras una ducha en el polideportivo municipal llegaron los sorteos. Me correspondió una bolsa de magdalenas caseras, pedazo de premio. Luego almuerzo buffet, creo que el del restaurante no hizo buen negocio acogiendo a un grupo de atletas exhaustos... cómo nos pusimos...Pero lo mejor fue el atracón de risas y buen rollo.
Por último dar un 10 a la organización. Nada más cruzar la meta me dije: ¡Aquí no vuelvo! Pero ya me lo estoy pensando. Cuando hay ganas se organizan carreras como éstas, que con pocos medios pero con mucho cariño dejan contentos y satisfechos a todos. El año que viene más y mejor, no tengo la menor duda.
Datos Garmin: http://connect.garmin.com/activity/110241187 (ojo a la altura)
Saludos