Hoy sí 2+2=4
¿Carrerón? No, buena carrera. Lo que decían los
entrenamientos se ha visto plasmado, ni más ni menos, en la última cita del
Circuito de Carreras Populares del IMD del Ayto. de Sevilla.
Y no es poco, no me quejo, ni mucho menos. Cerré los puños
con rabia al cruzar la meta, con satisfacción y felicidad plena al ver que esta
vez la matemáticas sí funcionaban en el atletismo. Llevaba ya un tiempo que sin
que me saliesen las cuentas y la cabeza se acuerda de esos borrones cuando toca
sufrir compitiendo.
Durante la carrera la mente me hizo dudar, muchas veces,
pero por fortuna las piernas mandaron, las sensaciones fueron de una energía
tal que no tuve más remedio que echarle cuenta a ellas y mandar a paseo a las
dudas y a los miedos. Vamos a la carrera.
La salida
Quizás el único pero. El único kilómetro malo creo que
fue el primero. Como no una salida algo estrecha, mejorable, pero llena de
insolidaridad y falta de respeto por parte de atletas que se cuelan a última
hora cuando tú llevas 15 minutos “bien situado”. Al igual que aquellos, que sin
tener acreditada la marca y por tanto sin tener derecho, acceden con una
caradura tremenda y muy poca vergüenza al cajón cabecero habilitado para
aquellos atletas más rápidos y que corren por debajo de 3’35”. Aquí el IMD
podría también ser más estricto en el control de acceso, pero bueno, no
vamos a poner un voluntario/policía detrás de cada atleta. Está en ellos
mismos, como atletas, respetar al resto y a la prueba. Y que ni que decir tiene
mi total repulsa a aquellos que recortan por aceras para ahorrarse metros y por
ende engañar a la organización, al resto y lo que es más a sí mismos. En esta
ocasión he visto alguna galería de fotos en las que se puede observar a un
nutrido grupo de atletas, de todas los niveles, recortar por la acera. Estaría
bien llevarle esas fotos, a modo de prueba, al IMD y descalificar a todos
ellos. Pero por otro lado supongo que así se dejarían de ver esas fotos que tan
generosamente muchos comparten y que a muchos nos gusta tener como recuerdo de
una carrera o para ilustrar estas líneas. En fin, en conclusión, que en cada
uno queda el hecho de que ha realizado esta marca pero ya no en un diez mil,
sino menos de diez mil metros y que el primer perjudicado es uno mismo.
Bueno, ya me he despachado a gusto. Vamos al lío. Se da el
tiro y es muy complicado dar la primera zancada, me estrujan, a los pocos
metros piso algo. En una décima de segundo pienso que he pisado a alguien, pero
poco después comprendo que ha sido una zapatilla que ha perdido un atleta que
está parado en medio de todo intentando recuperarla. Dios mío la cantidad de
golpes que se llevaría ese muchacho. No sé muy bien cómo, pero veo muchísima gente
delante de mí -¿de dónde han salido? Si
yo estaba bien colocado. Así que el primer kilómetro no fue bueno. Lo saqué a 3’45” pero la sensación fue de hacer una serie de
mil, me metí un buen calentón adelantado y haciendo zig-zag.
Crucero
Afortunadamente llegando al arco de la Macarena ya se puede
correr a ritmo. Me tranquilizo, controlo la respiración y la zancada empieza a
fluir. Sigo pasando a gente, será la tónica de la carrera, e igualmente trato
de buscar algún grupo interesante.
Delante ya observo a caras conocidas, -¡qué cerca estoy de ellos!, ¿Me estaré pasando? A la altura del nacimiento
de la Carretera Carmona
alcanzo un grupo donde va mi colega Marco A. Macarro. Comparto un tiempo con
ellos, pero las piernas me piden que siga. No sin dudas me lanzo al siguiente
grupo.
Les como metros con cierta facilidad. Ahora veo a Nacho García-Filoso,
otro crack. Estamos llegando a El Prado de San Sebastián, paso junto a él nos animamos y
sigo. Cada vez escucho más a las piernas y menos a la cabeza.
Poco antes del ecuador de la prueba con Nacho a la zaga. |
Pasamos el ecuador de la prueba y sigo con una energía en
cada zancada increíble, la mirada al frente y con seguridad aunque la cabeza
siguiese elucubrando, no lo puedo evitar.
Justo al pasar junto a la Torre del Oro engancho a un grupo interesante. Van
tres integrantes de los “Amigos del Parque María Luisa”, uno de ellos tirando
del resto. Me pego a él y nos vamos a unos metros. Va animando al resto, vociferando, cuando se gira y me ve se extraña, mira más atrás y ve que dejamos al resto
atrás. Echa el ancla. Toca seguir escalando.
Ahora veo delante de mía a Segis, -¡Vaya día Manolo! Antes de la prueba hablamos un poco de hacer la
carrera juntos y tal. Él tiene bastante más nivel, mucho más, de hecho estaba
en el cajón de los rápidos, pero tiene otros objetivos ahora. Me uno a él y me
anima a seguir, a enganchar al próximo grupo. Me voy unos metros.
Dicho y hecho. Llegando al “Avenida 5 Cines” arribo a un nuevo
grupo. También tirado por un atleta, sin dorsal, que va tirando de otros dos. Éste
fue el chico con el que fui muchos kilómetros de la pasada maratón. Entonces yo
cedí, ahora las cosas cambiaban. Seguí para delante sin parar un segundo.
Toca tirar de coco
Segunda pasada por Av. Torneo. |
Volvemos a pasar por la zona de salida, lo que supone volver
a recorrer la Avenida
de Torneo, ahora en solitario, sin la marabunta. Ahora casi la echaba de menos,
venía un viento en contra, no muy fuerte, pero que a estas alturas de la película
te diezmaba un poco. Además delante ya no había grupos, sólo atletas sueltos.
Se encendía, como era natural, la luz de reserva. Ahora
tocaba sufrir y tirar de coco. No paraba de decirme que era el día, de pensar
en que quedaban poco más de dos kilómetros, en el trabajo hecho, en los
sinsabores de competiciones anteriores. Era hoy, sí o sí. Otra cosa que animaba
es que pese a todo seguía alcanzado a otros atletas y el giro hacia la Calle Calatrava no pudo llegar
en mejor momento. Es en ligerísimo descenso, que uso para soltar brazos y
piernas, y sobretodo ya te resguardas del viento.
Llegas a La
Alameda de Hércules, -ya
estoy, ya estoy. Llevo justo delante a María Belmonte, señal inequívoca que
la carrera va bien. No la iba a alcanzar, no estaba cerca, y yo ya pensaba en el éxito y sigo tirando
con lo que me queda. Llegamos a la
Plaza del Duque y entre que voy ciego y que el siguiente
atleta no está muy cerca no sé por dónde tirar, afortunadamente un policía me
indica en última instancia. La
Campana, cambio de asfalto a un adoquinado incomódísimo,
Laraña y se ve la meta. No miro mi reloj voy con la vista clavada en la meta,
tirando de lo que hay, que ya es poco.
Meta. Escoltado por Segis. |
A unos doscientos metros de meta observo, aparcado, el coche que acompaña a
los líderes con el cronómetro encima y marca, más o menos, 36:15. ¡Ostias! No es que
dejase de tirar, pero ya me dio igual un poco todo. Disfruté esos metros
finales muchísimo, cerrando los puños y pegando algún grito en meta ya con mi
36:46 según mi Garmin.
No tengo la certeza absoluta, pero en mis tiempos mozos no
creo que mi marca en diez mil metros andase muy lejos de esta. Es más, diría
que en carrera homologada podría hablar, sin lugar a dudas, de mejor marca
personal. Así que pensad ahora como estoy de satisfecho.
Os dejo en enlace del Garmin: http://connect.garmin.com/activity/396076063
Ahora a disfrutar y descansar unas jornadas, pero pocas que toca volver a apretar pensando en la Media Maratón de Córdoba, donde volveremos a buscar mejor marca personal.
Si llego a aguantar un poquito más cerca de ti y hubiésemos entrado juntos en Calatrava te puedo casi asegurar que el 36.30 lo rondamos. Seguro. Por cierto, creo que tengo que cortarme un poco en el gimnasio, que empiezo a parecerme a un cruasán.
ResponderEliminarEnhorabuena!!!!!!
ResponderEliminarGenial cronica. Ya verás como en Córdoba hay MMP. Seguro
Vale Aseituna, en la próxima vemos si atacamos el 36.30. Si te digo que por Calatrava ya andaba yo justo justo. Javier, sí, si todo va normal habrá MMP, pero seamos cautos. Gracias a ambos!
ResponderEliminarPedazo de marca! Ya en Villaverde me di cuenta que ibas en progresión. Ahora a no poner límites, disfrutar, cabeza y suerte para tus próximas competís!
ResponderEliminarUn saludo!
Gracias Leo, iremos a la MM de Córdoba a pegar otro bocado a la marca.
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