Me presentaba en Brenes tras el fiasco de Faro. Aunque sé que el objetivo, la marca, la tengo en las piernas, llevaba mucho tiempo pensando en esa media maratón, quizás demasiado, y cuando no pude saborear las mieles del triunfo me vine un poco abajo. Pero lo único que te puede sacar de ese “bajón”, es mirar adelante en busca de un nuevo objetivo. No dejé pasar mucho tiempo. Quizás podía haber alargado y buscar otra media, sin duda una gran opción, pero quería motivar la cabeza con otra cosa. Miré un poco el calendario de carreras por la provincia y vi Brenes: casi 10K, llana y además nunca había corrido allí. La marqué con una cruz.
Lo mejor ha sido la preparación, sólo tres semanas, pero he disfrutado muchísimo. Con el fondo ganado con la preparación de la media primaba ahora ganar velocidad. Muchas series, desde 400m a 3.000m, dónde me he sentido a gusto y satisfecho tras cada entreno.
Con dichas credenciales me presento en Brenes. En la mente el objetivo razonable de hacer la carrera entre 3'45” y 3'50”, en el corazón rascar algún segundo más. No os voy a marear más dejando la marca para el final, una media de 3'46” para 9.600m según mi Garmin: DATOS.
Contento, muy contento. Eso hoy, porque en las horas posteriores estuve dándole vuelta a diversos factores que me hicieron perder esos segundos que el corazón me decía que podría ganar.
Empecemos con los motivos ajenos a mí. En primer lugar siempre uno cuando va a una carrera nueva juega con el desafío de no conocer el terreno, mirad Faro, pero ya me había informado de que había tramos de adoquinado, pero no sabía que tantos. Al tener que dar dos vuelta, la primera más corta, dichos tramos se duplicaban y se hicieron notar en los gemelos, que casi se me suben al llegar a meta. En segundo lugar hubo multitud de curvas de 90º que te hacían no llevar el ritmo constante. Pero bueno, éste es un mal menor, poco relevante.
En cualquier caso los factores que más afectaron al devenir de la prueba fueron “mea culpa”. El primero y fundamental fue el no conseguir una buena posición de salida. Creo que estaba en sexta fila, y pensé que como era una carrera con mucho galgo, había dinero, pues no era una mala posición. Sin embargo al dar el tiro la salida fue lentísima, parecía que en vez de salir en sexta fila hubiese salido en la veinte. Los primeros metros fueron caminando, iniciando el trote y parando. Ahí ya me di cuenta que la había cagado y empecé a zigzaguear en busca de espacios libres por donde correr.
La cosa no mejoró hasta pasados 1.500m, ya que aunque salimos a una avenida más amplia que la de la salida, a posteriori volvíamos a callejear y entre las curvas y la estrechez se formaban embudos. Sin embargo los parciales del K1 y K2 no fueron malos, pero el esfuerzo para sacarlos fue alto y creo que lo pagué al final. De hecho cuando ya había espacio para establecer mi ritmo y me dije “ahora tranquilo y a tu paso”, pues bajé algún segundo los parciales dándome la sensación de que iba más tranquilo. Estaba claro, había quemado demasiadas energías en esa salida.
Desde ese momento ya impuse mi ritmo, todo pareció fluir, cazando atletas constantemente, alguna ventaja tendría salir algo atrás. Me veía fuerte, y el ritmo lo corroboraba, me sentía capaz de llegar hasta el final a ese paso.
Sobre el K7 ya se encendió la lucecita de toca sufrir, ya no iba tan alegre de patas pero no muerto. Aquí llego el otro factor que me descentró y cabreó sobremanera. Ya a esa altura pasaba atletas a cuenta gotas y yo seguía sólo y a mi bola, llevaba delante un grupo 5 atletas que me servían de referencia. Todo el grupo recortaba en las curvas. Uno de ellos se descolgó, un veterano, y cada vez lo tenía más cerca. Venía una sucesión de curvas como las que comenté más arriba y lo poquito que le recuperaba, él lo compensaba con sus cortes de camino en cada esquina. Una vez lo superé vino una curva en S y él tomó las de villadiego creándose un atajo del copón. Aquí ya reventé y le espeté: ¡Qué por ahí no es! ¡Es por aquí! Señalándole el asfalto. Él me hizo el gesto de “déjame en paz” y me dice: tú tira por donde quieras. Yo seguía en mis trece: ¡Estás cortando y eso es trampa! ¡Tramposo, tramposo! El repitió el discurso, se nota que está acostumbrado a enunciarlo. Este cabreo se convirtió en indignación cuando momentos más tarde el susodicho era aplaudido al subir al podio como segundo veterano B. Creo que ya he dado suficientes pistas para que el que quiera identificar al antideportivo y poco ético individuo lo haga, además tiene un nombre peculiar, nada común.
Bueno, que me lío. Está claro que este enganchón me pasó factura. Si ya me comenzaba a sentir fatigado el hecho de perder el ritmo de la respiración, la subida de pulsaciones y la obvia desconcentración se plasmó en el K9, el peor de la prueba, que salió en 3'52”. Buenos segundos perdí ahí, sin duda también debido al gasto excesivo de energías en la salida.
Sin embargo al pasarme un atleta, el primero que lo hacía en toda la prueba, me espabilé, la meta estaba cerca, y apreté, simplemente abrí zancada y subí el ritmo lo que pude, no había cambio, no había sprint, de hecho me pasaron dos más, pero yo sólo miraba al arco de meta, fijo en él. Tanto es así que aunque llevaba el chupete en el bolsillo de la calzona no me acordé de sacarlo.
Ahora en frío ya no estoy contento, sino muy feliz por las sensaciones que, durante y tras la prueba, la carrera me ha reportado. Me he visto a gusto a ritmo rápido, he vuelto a verme cerca de atletas conocidos de antaño y lo mejor es que empiezo a creer que puedo a llegar a mi nivel del 2006, cuando lo dejé. Y todo ello casi sin querer. No quiero que suene a fanfarronería, ya que me estoy esforzando siguiendo un plan y entrenando duro, pero creo que estoy llegando con un mayor disfrute y con una menor exigencia física que antes. Aún queda un buen escalón hasta llegar donde estaba y sé que recortar segundos es cada vez más complicado, pero definitivamente esta carrera me ha hecho renacer.
Buena parte de la culpa de este resurgir es del Sr. Culebra, tras ese nickname se esconde en el foro de El Atleta. Gracias a su asesoramiento y consejo yo, y muchos otros, estamos alcanzando cotas a las que no esperábamos llegar o no al menos de una manera tan temprana. Es por ello que dedico este resultado a él, y espero brindarle alguna otra rascada más pronto que tarde.
No quiero finalizar la crónica sin recordar a los que me encontré en la carrera: de Strands Cultoalcuerpo, encantado de conocerte, Tipi y Meca. Además tuve el placer de volver a saludar a Leonardo Lora Garre, al que no veía desde Carmona, donde también salí bien parado. Tío me traes suerte.
Saludos.